Historias que no tienen final

lunes, 7 de enero de 2013

FRODO SE FUE DE ERASMUS

Terminé de leer El Señor de los Anillos, vi las películas, las comenté con mucha gente y nadie acertó a decirme por qué Frodo se marcha con Gandalf, Bilbo y los elfos lejos de la Comarca. ¿Por qué? ¡Si está en su casa!, aquella en la que fue tan feliz, con sus amigos, con mil historias que contar de su viaje, ¿por qué?
Yo no entendía nada... hasta hace dos años, cuando volví después de mi Erasmus y retome la que era mi amada vida montisonense, con mis amigos de siempre y con mil nuevas historias que contar. Ahora entiendo a Frodo, un poquito.
Lógicamente, yo no estuve a punto de morir, no tenía un puto anillo mágico colgado del cuello ni un monstruito rondándome alrededor durante todo el viaje. A mí no me conceden un sitio privilegiado en un barco de los elfos para marcharme lejos, yo tendría que pagarlo.

¿Cómo seguir adelante, cuando en tu corazón empiezas a entender que no hay regreso posible, que hay cosas que el tiempo no puede enmendar, aquellas que hieren muy dentro, que dejan cicatriz?

Yo también tengo cicatrices que el tiempo no ha enmendado, pero claro, yo no luché contra orcos ni nada de eso.

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