Historias que no tienen final

domingo, 24 de octubre de 2010

Un mes

Recuerdo mi último período de exámenes en Zaragoza en el que estuve un mes sin volver a mi casa, sin volver a Monzón. Tenía unas ganas de volver inmensas a pesar de saber que tras irme de Zaragoza estaría dos meses sin ver a esos amigos mañicos a los que tantísimo quiero.
Un mes en Dijon. Un mes. Pocas ganas de que llegué Navidad para volver a casa.
Es cierto que a veces me gustaría que, al subir la persiana por la mañana, pudiera estar en Monzón por un instante. Abrir la ventana, ver mi Pueblo y volver. Asegurarme de que todo está bien y volver a Francia para seguir con esta extraña “vida real” que tengo ahora mismo.
Nunca he creído en el amor a primera vista por eso sé que voy a seguir enamorándome de Dijon poco a poco, lentamente, dulcemente… paseo a paseo, beso a beso.

jueves, 21 de octubre de 2010

Nuevo vocabulario

Aprender un idioma siempre es bonito pero es un trabajo que cuesta demasiado, sobretodo por la falta de vocabulario. Intentar hablar con las pocas palabras que conozco es muy difícil pero divertido, ya que el lenguaje de signos es mundialmente conocido.

Otra ventaja de aprender un nuevo vocabulario es que las palabras que odio del español no tengo por qué aprenderlas, así que, en mi nuevo lexicón, no van a aparecer palabras como guerra, violencia, perder, maltrato, machismo, racismo… Son palabras que a estas alturas de la vida no deberíamos utilizar, por eso me niego a aprenderlas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Dar un paso

“¿Confías en mí? ¡Pues salta!”


Este verano fui varias veces al pantano El Grado para saltar. Sí, para saltar. Antes de uno de los saltos me di cuenta de lo fácil que es hacer algo que te da miedo, sólo tienes dar un paso. Cierras los ojos y avanzas.