Vengo hablando de Budapest y Praga, dos ciudades que realmente me enamoraron y ahora paso a lo que fue nuestro último destino: Berlín. Praga y Budapest poseían una estética más antigua, más de los años 50, pero Berlín es una ciudad completamente nueva. Ser respira modernidad por todas las esquinas. La ciudad es realmente bonita, se nota que su única fuente de ingresos es el turismo.Nuestra guía nos contó un par de historias sobre el alcalde de Berlín que hicieron que me cayera simpático:
1- Tres semanas antes de las elecciones se declaró homosexual. Con dos cojones, claro que sé.
2- En una entrevista le preguntaban sobre la gran deuda de la ciudad y este respondió con chulería: "Sí, sí. Berlín es pobre pero sexy".
Es una ciudad que terminó de pagar las deudas de la I guerra mundial (debo hacer incapié en PRIMERA) hace muy pocos años por lo que su deuda sigue siendo desorbitada.
Pero lo más importante de Berlín no es visitar la ciudad, si no hacerlo con alguie que te explique su HISTORIA. Todos conocemos los hechos ocurridos en la II guerra mundial (nunca se debería escribir la palabra con guerra con mayúscula) pero que te los cuente alguien especializado justo delante del lugar donde ocurrieron impresiona mucho. Es imprescindible tener un guía en una ciudad así porque nosotros nos encontrábamos delante del muro de Berlín y pensábamos que la calle estaba en obras.
La historia de Berlín impresiona, pero hay algo que nos dejo a todos sin aliento...

